El 7 de septiembre, el pueblo le puso un freno a la destrucción

Por Raúl Hutin

Ganamos los que trabajamos y producimos. Ganamos los que todos los días levantamos una persiana, los que defendemos el empleo, los que creemos que la Argentina tiene futuro. Este triunfo no es solo una elección: es un mensaje claro. El pueblo argentino habló fuerte y marcó un límite.

La victoria de Fuerza Patria sobre La Libertad Avanza no se mide únicamente en votos, sino en la contundencia de lo expresado en las urnas: hay otra Argentina posible y mayoritaria.

Durante estos meses, el gobierno nacional se dedicó a destruir el tejido social y productivo. Intentó convencernos de que la pobreza extrema, la recesión y la resignación eran inevitables. Pero el pueblo dijo basta. Le cerró la puerta a un modelo económico que solo genera desempleo, cierre de empresas, salarios pulverizados y un horizonte cada vez más oscuro.

Un gobierno que perdió toda credibilidad

El oficialismo nacional llegó a estas elecciones con un descrédito absoluto. Promesas incumplidas, corrupción a la vista de todos, un Estado puesto en venta y una política económica que solo benefició a unos pocos especuladores. Ni los mercados le creen ya, ni los propios economistas que lo acompañaban ven salida en este camino. La sociedad, mucho antes, dejó de creerles también.

El resultado electoral es la consecuencia directa de esa desilusión. La Libertad Avanza perdió porque agotó la paciencia de un pueblo que no está dispuesto a aceptar la entrega del país.

La importancia de lo local y lo territorial

El triunfo de Fuerza Patria también tiene una raíz fundamental en el compromiso de quienes gobiernan nuestras provincias. Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires volvió a demostrar que la cercanía con la gente, la defensa del empleo, la educación y la producción son la base de la confianza popular. Lo mismo sucedió en las provincias donde los gobernadores caminaron junto a sus comunidades, escuchando, resolviendo y estando presentes cuando más se los necesitaba.

La política territorial fue clave para frenar el avance de un modelo que solo trae ajuste y despojo. Allí donde el Estado estuvo presente, donde hubo gestión y coherencia, el pueblo acompañó.

La fuerza de un pueblo que resiste

El 7 de septiembre demostró que la sociedad no se resigna. Que, frente a tanto atropello, todavía queda esperanza y organización. Que millones de argentinos y argentinas creen en un futuro distinto, con industria, con trabajo, con derechos y con justicia social.

Este triunfo de Fuerza Patria es la confirmación de que hay un proyecto alternativo que expresa lo que la mayoría necesita: reconstrucción, soberanía y dignidad.

Un nuevo capítulo para la Argentina

La elección legislativa abrió una nueva etapa. No será fácil: el daño que dejó este gobierno es profundo. Pero la voluntad popular ya marcó un rumbo distinto.

El 7 de septiembre no fue solo una fecha electoral, fue el comienzo de un cambio. El pueblo argentino eligió defender la Patria antes de que sea tarde. Y eligió hacerlo con fuerza, con claridad y con convicción.

La Argentina que queremos está en marcha. Y este triunfo es la prueba de que, por más que intenten despojarnos, la esperanza y la dignidad siguen vivas.