Colo en ruta: una aventura en bicicleta por el interior de la provincia
Lucas Melillo, conocido en las redes como “Coloenruta”, es periodista y estudiante de Antropología. Actualmente, se encuentra en una aventura sobre dos ruedas por el interior de la provincia de Buenos Aires.
Todos los detalles a continuación:
– ¿Cuál es tu destino, desde dónde saliste, qué ciudades y pueblos recorriste, y cuáles te faltan?
Mi viaje empezó el día viernes 5 de abril. Yo salí desde la localidad de Roque Perez con destino final rumbo a Epecuén. En la previa del viaje arme varios recorridos: al principio pensé en ir por ruta, pero después, a partir de la información que recopilé desde Google Maps, y de otros viajeros con los que me contacté, me dijeron que era conveniente hacer camino rural. Esta es una época de muchos camiones, además de que hay muchas rutas que no están en buen estado y no tienen banquina. Entonces, me decidí a hacer camino rural con todo lo que eso conlleva: desde el terreno, que en su gran mayoría no es asfaltado, a las distancias que, al evitar la ruta, te alejan cada vez más de tu destino.
En cuanto a los que destinos que recorrí hasta el momento: algunos fueron deseados y otros fueron a causa de desvíos, o por diferentes eventualidades del viaje. Hasta el momento visité Roque Perez, Del Carril, Polvaredas, Alvarez de Toledo, Saladillo, Cazón, Pueblitos, Mamaguita, Valdés, y Dudignac. Luego hice ruta hasta Bolivar, y de ahí me trasladé hacia Urdampilleta, y actualmente me encuentro en Daireaux. Siguiendo el objetivo inicial, me quedan por recorrer: Bonifacio, Guaminí, y Carhué. Lo más seguro es que cambie el recorrido, por una cuestión de los estados de las rutas. Y voy a hacer Arboledas, luego Huanguelén, y desde allí, voy a pasar a Carhué, para finalizar en las ruinas de Epecuén.
– ¿Qué fue lo que motivo a emprender esta aventura?
Yo heredé una bici de mi abuelo cuando falleció pero, luego de un tiempo, me quedo chica. Y en 2020, antes del inicio de la pandemia, me compré una bici nueva. Decidí invertir en una mountain bike raleigh rodado 26 para andar con más frecuencia. Cuando empezaron a abrir las restricciones, comencé a salir cada vez más seguido con amigos y a remplazar el transporte público por la bici. A partir de ahí, yo sentí que me cambió el cuerpo: yo era muy flaco – lo soy- pero sentí que mis piernas ganaron mayor musculatura.
Esta aventura la hago como una antesala de un viaje más grande que tengo en la cabeza, hace varios años ya, y que sería un sueño para mi: es recorrer la ruta 40 en bicicleta.
– ¿Cuáles fueron los momentos más lindos y los más complicados?
El más complicado hasta ahora fue el día 4 de mi viaje: Salí de Saladillo, y para evitar la ruta 205, (que no tenía banquina y es transitada por muchos camiones, además de ser un trayecto muy largo hasta Bolivar), me metí por un camino rural rumbo a dos pueblos, Pueblitos y Mamaguita. Ese día hizo mucho calor, lleve el agua justa, y la consumí toda a mitad de camino. Eso, sumado al cansancio, y a las altas temperaturas, hizo que me empiece a sentir muy mal: estaba deshidratado. Por suerte encontré un grupo de personas que se ofreció trasladarme hasta Valdés. Allí pude recuperarme. En cuanto a la experiencia más linda: hasta el momento fue encontrarme con un ciclista en la ruta que se llama El Mago. Me ofreció hospedaje, y compartimos hermosos momentos con su familia. Entre otras experiencias, resalto también la solidaridad de la gente que me ayudo en Valdés.
– ¿Qué fue lo que más te asombro hasta el momento?
Lo que mas me asombró hasta el momento, que en realidad fue confirmar algo que se dice, que está en la voz popular, es que en el interior de la provincia hay gente muy solidaria.
La gente te ayuda muchísimo. En cada uno de los lugares que llegué, en cada pueblo, desde el más chiquito hasta las ciudades más grandes, todos me recibieron y me trataron de manera increíble. A la gente les llama la atención ver una persona vestida con todo el equipo de ciclismo, y con todos los bolsos cargados en la bici. Pero la verdad, no es que me asombro pero si fue confirmar que realmente en el interior de la provincia la gente vale oro.
– ¿Tenes alguna ciudad o pueblo preferido en lo que va del viaje?
No tengo ciudad o pueblo preferida. No quiero ser injusto. En cada uno algo quedó en mí. Por ejemplo: en Urdampilleta, me pusieron en contacto con un director de una escuela de secundaria, que me ayudó muchísimo; me ofreció quedarme en el quincho de su casa. En cada lugar tengo como una mini historia para contar.
Pero si es por algo en particular me quedo con Polvaredas. Es un pueblo muy chico, tiene aproximadamente 300 habitantes. Allí acampé en la plaza. Presencié un atardecer y un amanecer increíble. Cené y compartí charlas con sus habitantes en el bar “Luna Park”. En Saladillo también la pasé muy bien, llegué justo para “La fiesta de la galleta de piso”, y todos me acercaban comida, y me preguntaban de dónde era.
-¿Ya pensaste en la próxima aventura?¿Va a ser en bici?
Todavía no pensé en el próximo viaje. Estoy con la cabeza en éste, intentando de disfrutarlo lo máximo posible porque ya me queda muy poquito. Como te dije antes: un gran objetivo es hacer la ruta 40 en bicicleta. Pero todavía no hay nada confirmado. Un viaje así depende de muchas cosas: tiempo, preparación, de economía incluso.
Y si, mi próxima aventura es en bicicleta. Hay algo muy especial con la bici. No solamente a nivel personal, en tanto al afecto que yo le tengo. Sino, también, por lo simbólico de llegar en bici a lugares. Algo de eso que me llama la atención y que me gusta hacer. Por eso mi próximo viaje lo voy a hacer en bici.